Monday, April 27, 2009

Revelaciones (LADCA No. 8, Vol 2)

- Termina tu relato entonces Sliorithal, y acabemos con esto de una vez – dijo una voz cordial aunque ya con un asomo de impaciencia, ante lo cual el salón guardó silencio y el joven orador dracónico tomó la palabra.

Barra Bandera Albatros

1. La muerte de Fauces

“Como es bien sabido, Fauces y los elegidos por el capitán del Chesumare llegaron a las catacumbas de la torre donde buscaban el Amuleto de los Vientos, en Regal Port, y el grupo se dividió en dos. El turco Gorzac y los hermanos half-orc, Durk y Crotán, investigaron las catacumbas; mientras que el viejo Norrías, Turbantes, Alquimio Batros y Fauces se encargaron de los niveles superiores de la torre.”

“El Amuleto de los Vientos fue encontrado por el equipo de Fauces en uno de los niveles más altos de la torre, pero cuando Norrías lo toma se activa la alarma y el pirata se convierte en piedra. Unas gárgolas aparecen de la nada y luchan contra los ladrones, pero solo hasta sacarlos de la habitación. Entonces llega la guardia de la torre, capturan a Turbantes y persiguen a Fauces y Albatros hasta la azotea, donde éstos se refugian trancando la puerta detrás de ellos. Mientras los guardias tratan de derribar la puerta que les impedía avanzar, Fauces se enfrenta a Albatros; le dice que sabe que todo ha sido una trampa preparada por él y que lo matará por eso, pero Albatros no entiende de que está hablando su capitán. Efectivamente se había tratado de una trampa, pero preparada los hermanos Durk y Crotán, quienes tras despachar al turco huirían sin mayores problemas al escuchar la alarma. Fauces saca su wandstol y apunta a la cabeza de su subordinado, pero la suerte de Albatros vuelve a salvarle la vida. El capitán del Chesumare dispara y (saca 1 en su Use Magic Device) el tiro le sale por la culata (que además de critical debe haber sido sneak, porque no se la esperaba), acabando con él al instante.”

“En ese preciso momento se abre la puerta y la guardia, con Turbantes atado, ve a Albatros agachado sobre Fauces, con cara de sorprendido (que ellos atribuyeron a su presencia y no a que el pirata no se explicaba lo que acababa de pasar). Los guardias apuntan sus lanzas contra Alquimio Batros y este retrocede, hasta llegar al borde de la azotea. Los guardias ordenan al joven pirata que se rinda, mientras Turbantes no puede creer lo que ven sus ojos. Albatros trata de dar un paso más hacia atrás pero nota que ya no tiene donde apoyarlo, entonces siente que algo lo jala y cae al vacío.”

Barra Bandera Albatros

- Pero nada de esto es relevante. Recuerden por qué estamos aquí…

- ¡Silencio Khurystas! - lo interrumpió Sin’beldar con la misma voz que antes instara a Sliorithal a continuar (aunque mucho menos cordial y cambiando los asomos por evidencias) – Prosiga agente.

Barra Bandera Albatros

2. Los meses sin Albatros

“Alquimio Batros despertó en una jaula, en lo que parecía ser un laboratorio. Al rato apreció el que se presentó como el dueño de la torre, quien había venido siguiendo todo lo que había sucedido a través de un gran espejo colgado en una de las paredes de esta habitación. Al comprobar que Albatros no tenía el amuleto, le ofreció su libertad a cambio de algunos servicios… después de todo, no podía dejar sin castigo a quien trataba de irrumpir en su torre y robar uno de sus objetos más preciados. Y fue así como Albatros sirvió a Renegar el mago por unos meses, haciendo el trabajo sucio que éste se negaba a hacer. Luego fue puesto en libertad con la condición de que nunca dijera lo que había sucedido en su torre. Renegar prefería que se corriera la voz de que todos los intrusos habían tenido muertes espantosas.”

“Lo siguiente no lo sabe Albatros, pero Renegar no solo lo rescató a él sino también al cuerpo sin vida de Fauces. El mago revivió al capitán del Chesumare para instalar en él el último de sus experimentos, un simbiote incorpóreo. Fauces tuvo que servir al mago por muchísimos años debido al control que éste, ayudado por el simbiote, ejercía sobre él. La vida en la torre de Renegar fue un infierno para Fauces y solo sirvió para, además de enseñarle algunos trucos arcanos, cultivar en el otrora capitán pirata el más profundo odio hacia quien consideraba el culpable de todas sus desgracias: Alquimio Batros.”

Barra Bandera Albatros

Khurystas volvió a abrir la boca para hablar, pero una mirada amenazadora de Sin’beldar lo hizo pensar las cosas dos veces. Ante la imposibilidad de intervenir optó por quedarse callado sentado en su sitio, mirando con desparobación al informante y negando con la cabeza.

Barra Bandera Albatros

3. La venganza

“Una noche, poco más de 10 años después de la incursión a la torre de Renegar, Fauces atacó a su captor por sorpresa y lo encerró en una gema. Después de escapar de la torre de Renegar con todo lo que pudo llevarse con él, lo primero que Fauces hizo fue buscar un lugar donde refugiarse y poner en marcha su plan de venganza.”

“Fauces llegó a Cape Far y se ocultó. Había pasado ya bastante tiempo desde su muerte, pero aún así no podía darse el lujo de ser reconocido. Tras instalarse, el ex capitán del Chesumare conoció a un pirata de cuarta llamado Piter Cantropus, al que le ofreció convertirlo en el capitán pirata más temido y respetado de los mares de Lhazaar… a cambio de un único favor (dos en realidad, porque Piter Cantropus no inspiraría respeto ni temor), y así nació el intrépido Pit.”

“Fauces mandó construir, por intermedio de Pit, el barco más rápido y mejor armado que su dinero pudo comprar (el dinero que consiguió tras la venta de la mayoría de objetos mágicos que se llevó de la torre de Renegar) y lo nombró el Amuikaf Rojo -que es un juego de palabras con el Chesumare, en inglés, Red Amuikaf… todo un personaje el viejo Fauces-. Pero esto no era suficiente, mediante un ritual que había visto hacer a su ex captor, y teniendo el pergamino que se lo permitía en su poder, conjuró a toda una tripulación de undeads para su nueva embarcación.”

“Con su nuevo barco, su capitán pantalla, su nueva tripulación y los objetos mágicos de Renegar que había guardado -el Amuleto de los Vientos, con el que haría de su nuevo barco el más rápido de Lhazaar; un anillo de Sugestión, con el que convencía a Pit de hacer lo que él quisiera; y un extraño incienso, que le permitía entrar en los sueños de los demás-, Fauces estuvo listo para comenzar su venganza. Y era así como el Intrépido Pit lograba llegar antes que Albatros a cualquier lugar. Fauces escudriñaba la mente de su ex tripulante todas las noches causándole pesadillas -aunque esto lo agotaba, por lo que cada vez estaba más débil-, y una vez determinado el tesoro tras el cual iría con su tripulación, usaba el Amuleto de los Vientos para que el Amuikaf Rojo llegara antes que la Zaarita. Del resto se encargaba su tripulación y su barco.”

“Fauces estaba muy débil a causa las constantes visitas a los sueños de Albatros cuando se enteró del último destino del capitán de la Zaarita (el barco de Essa Konch, corsaria del principado de los Wind Whisperers), pero no pudo evitar querer aguarle los planes una vez más. Pero cosas del destino, el tiro le volvió a salir por la culata. Al intentar acelerar al Amuikaf Rojo teniendo ya a su objetivo a la vista, Fauces perdió el control del Amuleto de los Vientos y se terminó creando una tormenta. El Abordaje al Fondieu se dio cuando el ex capitán del Chesumare recuperó el control del amuleto, pero el Intrépido Pit pecó de confiado y decidió no pasar a degüello a Essa ni a su contramaestre Ashar, y serían ellos quienes guiarían a Albatros hasta la captura del Amuikaf Rojo.”

“Fauces sabía que la Zaarita les venía pisando los talones, pero por más que intentaba usar el Amuleto de los Vientos este ya no le respondía pues se había dañado tras controlar la tormenta creada para el abordaje del Fondieu. El Intrépido Pit, que ya se había creído eso de que era el pirata más respetado de Lhazaar y que tenía la mejor embarcación que jamás surcara esos mares, ordenó cambiar de rumbo y atacar a quienes osaban perseguirlo. Fauces escuchó el crujir de las maderas cuando los barcos chocaron. Sabía que no tenía demasiado tiempo así que intentó utilizar el amuleto por última vez, pero estaba tan débil que no pudo controlar la ya dañada reliquia y ésta terminó partiéndose en dos. El combate en cubierta sonaba feroz y Fauces no creía que su capitán/títere pudiera salir de ésta, por lo que mordió su huída del Amuikaf Rojo, abandonando al Intrépido Pit a su suerte.”

Barra Bandera Albatros

Sliorithal, el joven dragón verde, concluyó su informe y fue a tomar asiento con el resto de sus pares.

- Creo que con esto terminamos de cubrir todo lo que necesitábamos saber - pronunció ante la atenta mirada de La Cámara Sin’beldar, el dragón dorado que había venido moderando el cónclave – Es momento de tomar una decisión.

- Pues me parece que está de más recordarles las implicancias que esto tendrá en la profecía – intervino Sur’kil, un dragón de plata agente de La Cámara, tratando de llamar a sus compañeros a la reflexión.

- No olviden que nuestra intervención en los eventos de Khorvaire debe ser mínima, el Cónclave no aprobará que actuemos de esta manera. Tened en cuenta que no hay forma de conocer de antemano el desenlace de lo que se decida aquí esta noche – se apresuró a decir con voz algo preocupada Khurystas, el dragón azul adulto que antes había sido callado por Sin’beldar.

Los dragones de la Cámara reunidos en el Forum de Vorel’arux empezaron a comentar entre ellos en voz baja, hasta que un fuerte murmullo ocupó el gran salón. Jancarlyrix (una gran sierpe de bronce y el mayor de los dragones ahí reunidos) se puso de pie, miró alrededor y el resto de dragones calló. Los dragones, uno a uno, fueron emitiendo su voto hasta que el último se hubo pronunciado. Entonces Jancarlyrix asintió con la cabeza y volvió a sentarse. El murmullo se alzó nuevamente hasta convertirse en una acalorada discusión, la votación había sido bastante apretada y el veredicto final había dejado a más de uno descontento.

- El Ojo de Chronepsis pondrá las cosas en orden, y eso nos costará la vida – reclamaban algunos.

- La Cámara no fue creada para servir a criaturas menores - aludían otros.

- Pego su camino ya está fogjado – se escuchó decir, entre los alegatos, a alguien desde el fondo del salón.

- ¡No se hable más! – intervino el gran dragón dorado con voz autoritaria, a lo que agregó con un tono ya más preocupado – Sus futuros están en sus manos... que Dolurrh los coja confesados.

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FIN DEL VOLUMEN 2

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VOLUMEN 3:

Consecuencias”

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Como buen Lhazaarita que es, Alquimio Batros ha pasado la mayor parte de sus 39 años de vida en el mar y desde siempre le han llamado la atención la vida fácil y los grandes excesos. Famoso en los mares de Lhazaar por haber vencido a monstruos terribles y ser pirata de imposibles (siempre con ideas absurdas y botines medio inventados), posee el nada envidiable record de 14 barcos hundidos (todos suyos), lo que le ha valido el apodo de el Plomo Batros en algunas islas del sur de los principados.

Pero si las aventuras que hasta ahora le tocó vivir, podría decirse, fueron “hechas a su medida”, el mundo como lo conoce está a punto de cambiar. Ahora deberá guiar a una renovada tripulación hasta los confines de Khorvaire (y más allá), ahora deberá navegar en un mundo manejado por alguien más grande que él (o no), ahora será el azar (disfrazado de dados) quien decida su destino… pero empecemos por el principio, o mejor aún, por lo primero.

“La última vez que se le vio fue en una cantina de Orthoss, cuando ebrio hasta los calcetines balbuceaba algo acerca de aguas amargas y barcos de almas desnudas. Dice el cantinero que dos elfos que había estado preguntando por él lo escucharon y lo siguieron cuando dejaba el local. Al parecer se escuchó un alboroto afuera poco después, pero eso es cosa común por ahí así que nadie le dio mayor importancia… No se ha vuelto a saber del Albatros desde entonces, aunque algunos dicen que esa misma noche se le vio con un enjuto y magro personaje, un humano medio tela, tal vez un elfo o un halfling, es difícil saberlo, las versiones se contradicen.”

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